Para comenzar, diremos que Otrotoro, un mito de papel, obra dirigida a adolescentes y adultos, de Kika Producciones, grupo de teatro de Río Cuarto, reconocido por su trabajo Kamishibai, teatro de papel, es una experiencia artística diferente a las que solemos vivenciar.
Sorprende por su lenguaje ecléctico y creativo, que mixtura la técnica Kamishibai (teatro de papel originario de Japón) con todas las posibilidades que ésta brinda a la imaginación, el teatro de títeres y objetos, y los sonidos de instrumentos musicales. Todos los recursos colaboran en la construcción de una atmósfera mágica, con escasa iluminación, que invita a la introspección.
Otrotoro explora el mito del Minotauro (cabeza de toro y cuerpo de hombre), figura de la mitología griega, fruto de la relación entre Pesifae (esposa del Rey Minos) y un magnífico toro, enviado por el diosPoseidón.
Cuenta la historia que el engendro, resultado de esa unión, permanecía oculto en un laberinto que el Rey Minos había mandado a construir a Dédalo, el ingeniero más importante de la ciudad de Cnosos, en la isla de Creta, para ocultarlo.
El Minotauro, había quedado allí, encerrado, se alimentaba de jóvenes (hombres y mujeres) una vez al año, hasta que Teseo, un joven príncipe, cansado de tanta crueldad, se dispuso a entrar al laberinto para acabar con la vida de la temida creatura.
La hermana del Minotauro, Adriadna, ayudó a Teseo a encontrar la salida del laberinto, gracias a un hilo atado en el exterior, que lo guiaba en su regreso.
Pero ese es el relato clásico, del que se parte, y que seguramente la mayoría ha leído o escuchado alguna vez. Otrotoro, nos trae la versión de un Minotauro inocente, que está cansado de la soledad, de sus fantasmas, de la angustia, que derrumba el mito en torno a ese ser despreciable que la Historia lo describió como cruel, sin escrúpulos, ni sentimiento alguno.
Se trata de un Minotauro que busca, que espera a ese “otro” que lo liberará de su existencia, ese al que hacen referencia dos lúcidos escritores argentinos, Jorge Luis Borges en su cuento La Casa de Asterión yJulio Cortázar en Los Reyes.
Con un libro original, los actores en escena (Mayra de Paco, Maria Gatica, Gabriel Conti) nos sumergen en los vericuetos de la mente humana y en su interminable lucha entre luces y sombras. Pareciera que la clave es no perderse en el laberinto, no desesperar.
En medio de todo esto, cabe preguntarnos: ¿quién es el Minotauro? ¿será una excusa para hablar de nuestros demonios? ¿cuántas veces imploramos en la vida que llegue nuestro Teseo?
Para Cortázar, Adriadna se compadecía de su sufrido hermano, esa misma compasión sentía el monstruo por sí mismo, según Borges. ¿El Minotauro era un monstruo inescrupuloso o era en realidad una víctima?
Con una puesta en escena sencilla pero elocuente, Otrotoro, mito de papel, ofrece al espectador imágenes que se arraigan a la memoria, que remiten al mito y a esos sentimientos de soledad y desasosiego, que son inherentes a la naturaleza humana.
Para finalizar, reflexionamos sobre los posibles efectos de esta puesta, dirigida por Valeria Folini, en los espectadores. Es sin lugar a dudas una obra plagada de intertextualidad, con puentes y redes que conectan y entrelazan historias y puertas que abren nuevos caminos, que nos hacen pensar, nos deleitan con sus propuestas y nos asombran.
Fuente:
http://www.quehacemosma.com/2012/05/otrotoro-un-mito-de-papel-el-laberinto-de-la-mente-humana/
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